Claves para mantener como nuevas tus persianas

A la hora de cuidar tu hogar, el mantenimiento de persianas representa una parte importante que no debes descuidar. Para evitar que su funcionamiento adecuado se vea comprometido, requieren de una limpieza periódica y estar atentos a que su mecanismo no presente averías.

Como elemento decorativo, aislante, de seguridad y ahorro energético, están hechas de aluminio, madera, PVC y pueden ser automáticas o enrollables. Salvo que sean exteriores y estén a una altura considerable, su mantenimiento no es complicado y aquí te enseñamos las claves para hacerlo.

Mantenimiento de persianas en función del material

Antes de abordar la parte mecánica, empecemos por la limpieza. Dependiendo del material de cada tipo de persiana, toma en cuenta lo siguiente:

  • Aluminio. Se recomienda lavarlas cada 3 meses usando agua tibia (no caliente) y jabón neutro. Puedes usar una esponja o un paño de microfibra para quitar la suciedad de las lamas. Sean horizontales o verticales, pasa el trapo en el sentido de las láminas.
  • PVC. Al igual que las anteriores, no requieren una limpieza tan frecuente. Para mantenerlas brillantes puedes usar detergente lavavajillas diluido en agua. Sigue la orientación, aplica por tramos (si es enrollable) y luego utiliza un trapo húmedo.
  • Madera. En este caso, lo más recomendable es atenderlas una vez al mes. Para evitar que se acumule el polvo, utiliza agua y jabón neutro para limpiarlas. Si se ven algo quemadas o maltratadas por la sal, lo ideal es barnizarlas o pintarlas. Este proceso requiere que desmontes la persiana, lijes (grano medio) en caso de imperfecciones y apliques el producto cuidando que la superficie esté limpia y seca.

Cuidado de las partes mecánicas

 

En relación a esta parte del mantenimiento de persianas, los mecanismos son estándar y van a fallar eventualmente debido al desgaste de los componentes. Ya sea que intentes repararlas tú mismo o contrates a un profesional, las partes que requieren más atención son las siguientes:

  • El tambor o cajón. Suele acumular mugre, por lo que se hace necesario abrirlo para poder aspirarlo de forma adecuada.
  • Caja o cajetín de la cinta. Tanto la cinta como la caja son propensas a romperse por el uso y abuso. Es una reparación sencilla que puedes hacer.
  • Motor de enrollamiento. En este caso lo ideal es llamar a un experto para cambiar la pieza o reemplazar la persiana por completo.

Toma nota de estas claves y esperamos que te sirvan para mantener tus persianas como nuevas.